Ella es Lidia Esther Avenali, todos la conocen como Lidia, y ayer 10 de julio cumplió 100 años. Hoy la visité en la hora de la merienda para entregarle un reconocimiento desde el municipio y de la comunidad, entregarle un obsequio y conversar un buen rato.

Ella es una de los ocho hijos de Humberto Avenali (Italiano) y de María Izarra (Argentina). Y siempre en la charla me remarcó que es Ramallense de cuna, trabajadora del campo, fue quien le hizo el vestido de novia a cientos de mujeres ramallenses, costurera formada y preparada en Capilla del Señor. Guarda tantas historias y recuerdos a lo largo de estos 100 años, con su marido Don Forti, sus hijos, sus nietos y biesnietos, los bailes en el club El Ombú y Paraje Zino, los viajes largos desde Ramallo a La Violeta en sulky tirado por bueyes, que en diciembre de 2014 imprimió un libro, sí, un libro de su vida, para preservar su historia, sus costumbres y su identidad ramallense, libro que me repitió que es chiquito, pero cargado con 100 años de una vida marcada por el trabajo, el esfuerzo, una familia y amigos. En todo momento me contó que ama Ramallo, y que por eso tenía la necesidad de conservar todo escrito.

Coqueta, lúcida, alegre, divertida, de manos añosas pero que conservan la calidez de un ser humano excepcional, amante de los días soleados y de las largas charlas.

Hoy puedo decir que aunque el día esté frío y lluvioso, personalmente fue un día ganado por haber tenido este cálido y buen rato con Lidia, una ramallense que ama las costumbres, la gente y que ha contribuido en sus 100 años a la historia de nuestro querido Ramallo.

Soy un agradecido de trabajar con los adultos mayores, y tener la posibilidad de conocer a personas como Lidia .

Gracias a su familia y a Silvia por permitirme compartir este momento, reconocer y agasajar a esta enorme mujer ramallense que preserva, cuida y mantiene viva nuestra identidad.