Ya parecen una especialidad kirchnerista los exabruptos ligados a temas de salud. En su fuero íntimo, y a la distancia -acompaña al Presidente en su actual gira por París y Bali-, Gabriela Cerruti habrá celebrado que el gobernador Gildo Insfrán le endilgara “retraso mental” a María Eugenia Vidal, un nuevo escándalo que permita olvidar sus “piedras de la derecha”, tras tanto repiqueteo mediático.

Pero algo quedó en el tintero. Fue tal la bestialidad de la portavoz con víctimas y deudos del Covid que pasó inadvertido un segundo exabrupto que incluye el fugaz video en el que se muestra, cual mediocre guía turística, junto a la ministra de la Igualdad española, Irene Montero.

En la misma ocasión, la funcionaria hizo alusión a la fuente de la Plaza de Mayo, en la que metieron “las patas” algunos de los manifestantes que fueron a pedir por la libertad de Juan Domingo Perón el 17 de octubre de 1945.

La alusión coloquial, pero tan peyorativa, a los pies de los concurrentes que se refrescaron de esa manera en aquella calurosa jornada, se tornó indescifrable para la visitante extranjera. Hablar de “patas” animaliza a esas personas y el giro utilizado suena rancio y elitista. Teléfono para Victoria Donda.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/patas-nid17112022/