La receta no es novedosa. ¿Otra vez? Suspiro. Sopa de tomate, puré de papas, tortas de cumpleaños. En lo que parece una suerte de “Elegí tu propio objeto”, un grupo de activistas vandaliza, semana tras semana, una obra de arte.

Sostienen que es un llamado de atención al mundo para que haga algo contra el cambio climático.

Nadie niega que las alteraciones climáticas requieren de una acción urgente. “La humanidad debe decidir si quiere cooperar o morir”, advirtió el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, en el comienzo la Cumbre Climática COP27. Pero el uso de alimentos para atacar el patrimonio cultural en busca de conciencia colectiva, sin embargo, conduce al rechazo.

Apunte sobre la serie de hechos que desataron la cólera de miles en el mundo: hablamos idiomas diferentes. La devastación provocada por el hombre no debería ser resaltada con más destrucción. Menos aún de aquello que aporta belleza al mundo. Llega una alerta. Otro ataque. Ahora, en el Museo Egipcio de Barcelona.

Como sociedad somos meros custodios temporales de obras que nos trascienden. Y para evitar la destrucción del mundo, las atacamos. ¿Qué validez tiene el daño? La necesidad de atención queda eclipsada.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/eclipse-nid14112022/