
Barenboim, las múltiples dimensiones de un genio
Un día como hoy, hace 80 años, nacía en la Argentina una de las más grandes personalidades musicales, si no la más grande de nuestra época; un niño prodigio que con el pasar del tiempo no so...
Un día como hoy, hace 80 años, nacía en la Argentina una de las más grandes personalidades musicales, si no la más grande de nuestra época; un niño prodigio que con el pasar del tiempo no solo reafirmó un talento fenomenal, sino que acrecentó de manera cada vez más sorprendente el brillo de su figura multifacética, deslumbrando al mundo con titánicas proezas artísticas en ciclos monumentales con la creación sinfónica, operística o pianística integral de un compositor. El 15 de noviembre de 1942 nacía en la ciudad de Buenos Aires un genio de singularidad extraordinaria llamado Daniel Barenboim.
De las múltiples dimensiones de esa singularidad emergió primero el pianista, el niño superdotado que vino al mundo en el clima perfecto de un hogar musical donde la madre, Aída Schuster, impartía clases de teoría y solfeo y el padre, Enrique Barenboim, discípulo de Scaramuzza, el gran maestro de Martha Argerich y Bruno Gelber, daba clases del instrumento a la vez que se interesaba por la filosofía, el pensamiento y la enseñanza. Un pequeño Daniel que imaginaba que, para todos los niños, como lo era para él, entre el colegio y el fútbol, la mejor diversión estaba en el piano; el que causaba furor ante las luminarias extranjeras que eran invitadas a las tertulias de Ernesto Rosenthal en el barrio de Recoleta; el niño que a los 7 años debutó en una desaparecida sala del centro porteño y a los 10 emigró de la Argentina.
Luego se reveló el genio de la dirección orquestal, el “fenómeno” del cual ya había hablado el célebre Furtwängler tras escucharlo en Salzburgo en 1954. Barenboim, el conductor que luego de ocupar varios puestos de primer orden como en Londres, París y Chicago, cristalizó esas posibilidades musicales ilimitadas en un organismo que marcó con la fuerte impronta de su batuta: la Staatskapelle de Berlín, la orquesta al frente de la cual está cumpliendo en este mismo año tres décadas de un trabajo incansable en pos de una excelencia merced a la cual la llevó, desde sus inicios sombríos a poco de la Caída del Muro, al podio de la elite mundial.
Y se manifestó también de esa singularidad, su envergadura política en la figura del Generalmusikdirektor. En ese rol del director musical general de la Staatsoper de Berlín (un cargo cuyo aura en alemán designa mucho más que en cualquier otro idioma, pues le está reservado a la voz artística por antonomasia, la autoridad verdadera en una institución musical, en un teatro de ópera), Barenboim se ganó definitivamente el reconocimiento berlinés cuando, ante cada amenaza de recorte presupuestario, se pronunció en acérrima defensa de su teatro y de la cultura en general, con una pasión, una eminencia, una capacidad de liderazgo y un nivel de exposición mediática infrecuentes para un músico de cara a un debate de orden nacional.
Y, finalmente, salió a la luz la dimensión humana con la que este ciudadano del mundo ha traspasado la esfera de la música e incluso del arte para las próximas generaciones, una dimensión filosófica que quedó expresada en el compromiso con la educación y la paz a través de una de sus obras más consistentes, el espacio de diálogo y reflexión concebido junto al eminente teórico literario-musical Edward Said en 1999: el West-Eastern Divan y su orquesta integrada por jóvenes israelíes, árabes y palestinos. Una de las más sublimes maneras de levantar un estandarte por la paz.
Conmueve y enorgullece que sea precisamente ese espíritu pacifista, ecuménico y universal, que aprendió en la convivencia posible de su infancia porteña, aquello que un hombre de la talla de Daniel Barenboim reconoce como lo más profundo y trascendente de su identidad argentina.
Autora de En la edad de las promesas. La infancia de tres prodigios en los años de oro de la Buenos Aires musical
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/barenboim-las-multiples-dimensiones-de-un-genio-nid15112022/